En algún lado de esta orilla del mar cayeron mis lágrimas por última vez y no pienses que fue por ti, por nosotros o por algo que no llegó a ocurrir nunca. Espero frente a las farolas del hotel donde un día nos hospedamos. Sí, un día de vacaciones calurosas de agosto. Un día que fue para recordar, pero no por la felicidad que nos aportó el momento, sino por la tristeza que nos inundó. Hoy las farolas iluminan el ambiente más que nunca, llenan de esperanza y de ilusión la calle por donde zigzaguean. Recuerdo totalmente lo contrario de aquel día. Escucho el aire, el viento que azota mi pelo, mi cara y mi vestido. Este vestido me recuerda a ti, pero no lo llevo puesto por ti. Sería de estúpidos dejar de ponerte tu prenda favorita simplemente porque te recuerde un error. Ese aire me lleva a las nubes, donde guardo mis mejores sueños contigo y con los demás. Recorro mis sueños uno a uno en busca de un "algo" común. ¿Qué es lo que tienen para que los guarde bajo el mismo secreto? Sigo buscando y doy con la solución, pero la quiero olvidar... quiero otro "algo" en común que no me recuerde siempre a los mismos momentos, los mismos lugares y a la monotonía. Abro los ojos, vuelvo a la realidad, respiro hondo, sonrío y le vuelvo a besar. Ya no eres tú mi prioridad, ahora alguien me hace feliz, por fin puedo olvidarme de ti, seguir mi camino y escapar de tu sombra.