-Tenía que decírtelo...
-Pero, ¿por qué no me lo habías dicho antes? - me dijo intentando sonreír.
-No estaba segura de cómo te lo tomarías, no es fácil, ¿sabes? - intenté escapar de la conversación pero sabía que seguiría, que no quedaría satisfecho hasta que no supiera toda la verdad.
-Podrías habérmelo dicho, simplemente.
-Y arriesgarme a perderte, ¿no? Era más fácil así como lo he hecho, sin que tú supieras nada, sin que supieras de dónde había salido todo...
-Bueno, a lo mejor te hubiera podido entender o te hubiera podido dar mi visto bueno...
-Si no me entiendes ahora no me podrías haber entendido antes... 


La situación se estaba complicando, no sabía cómo enderezarla, no tenía nada de esto previsto, no sabía que se iba a dar cuenta tan rápido. Es verdad que a veces las cosas no salen como una espera pero esto sí que no me lo esperaba.


-No dices nada, será porque tienes algo que ocultar - atacó él.
-No tengo nada que ocultar, es simplemente que no tengo ni idea de cómo hacértelo entender.
-Bueno, ¿lo olvidamos?


"¿lo olvidamos?" ¿Quería que olvidara todo por lo que me había hecho pasar? Estaba loco. Sí, exactamente: loco. Ese loco que me ha llevado a los mejores de los sueños, ese loco que con un beso ha sabido despertarme de todas mis pesadillas, ese loco que con una mirada me ha elevado al cielo, ese loco que con un "te quiero" me ha hecho comprender que no soy una diversión para él, sino algo más: sé que formo parte de su vida.


-¿Estás bien? - estaba asustado.
-Bésame.
-¿Qué? - no entendía nada.
-¡Bésame!


Me besó. Pensé que nunca lo haría, el tiempo pasaba lento hasta que me besó, entonces ese tiempo se disolvió como la sal en el agua, como el azúcar en el café... 
Él no entendía nada, pero no era preciso que lo hiciera, simplemente debía dejarse llevar. Quién lo iba a decir, una chica llevando las riendas... el mundo empezaba a torcerse pero al menos lo hacía a mi favor. Sí, me encanta. Pensaba que este tiempo nunca llegaría, este tiempo en que todo sale bien, quieras o no.